¿Cómo se llegó a este desenlace? Varios factores entraron en juego. Por un lado, Serguéi Koroliov, el genial ingeniero que había coordinado los exitosos programas de la primera parte de la carrera espacial soviética falleció de forma prematura en 1966 durante una intervención quirúrgica.
Por otra parte, las opciones técnicas elegidas pueden haber propiciado esta debacle. Entre otros elementos, se había optado por un complejo sistema de propulsión compuesto por 30 motores.
Por todo ello, las autoridades soviéticas decidieron cerrar oficialmente el programa N1-L3 en 1976, concentrándose en el programa de transbordador Burán, sin tampoco mucho éxito. Pero esto es otra historia…